Una mujer de pelo enrejado flota ingrávida, desnuda, en un universo amniótico acompañada de dos colibríes. Entre sus manos, un pequeño tetraedro luminoso. Los antiguos griegos asociaron cada uno de los poliedros regulares a los elementos que componían el universo. En el caso de esta obra Sfhir se basa en esta figura como una estructura básica del universo, que parte de la base de que Dios creó tres dimensiones, proyectadas a su vez en seis direcciones, en una medida exacta; él debe definir los límites porque el vacío es infinito. Cuando las líneas son conectadas, lo que tenemos es un tetraedro.