El trayecto desde Cádiz hasta león fue el culpable del título de esta obra, un largo camino en el que recordé los extensos viajes en mi vida; carreteras interminables y encuentros fugaces con gente desconocida. Esta vez, mi sorpresa fue el encuentro con una familia Nómada, a mi paso por Extremadura, una comunidad que se traslada de un lugar a otro sin tener un hogar fijo, algo inquietante en la sociedad digital y industrializada en la que vivimos. --- Esta familia fue el punto de inspiración para mi mural, la imagen central del grupo de retratos es un jovencísimo niño sin nombre que tuve en mis brazos mientras charlaba y observaba curiosa el grupo, sentía adrenalina y conexión con su familia, que no pude quitar de mi cabeza en los siguientes días, pues su madre osó a ofrecérmelo como regalo. [...] --- ( lectura del mural de izquierda a derecha) A la izquierda del mural podemos observar 3 figuras en grupo, casi robóticas, lanzando miradas perdidas mientras deambulan hacia un mismo horizonte, horizonte que se transforma en el siguiente gran rostro formado por líneas verticales, algunas gruesas, otras finas, con color y otras oscuras, como el día y la noche, como carreteras infinitas o largos caminos. A la derecha y naciendo de estas líneas de manera orgánica y realista, represento al pequeño antes mencionado y que a su vez, da paso a otro enorme rostro que comienza a descomponerse en partículas, compuestas en ocasiones por espejos en los que los rayos del sol rebotan e irradian reflejos en el asfalto, un rostro en el que nos podríamos observar.